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​Un hallazgo esperanzador

Viernes 29 Septiembre 2017

Un hallazgo esperanzador
            Aunque pocos, son ya varios los casos en los que se describe el "despertar" espontáneo de un coma tras muchos años en estado vegetativo. Son muchas las especulaciones al respecto, con relación al "cómo" se produce el despertar, sin que hasta ahora existiesen evidencias claras indicativas del por qué había ocurrido ese proceso. 

    Aunque pocos, son ya varios los casos en los que se describe el "despertar" espontáneo de un coma tras muchos años en estado vegetativo. Son muchas las especulaciones al respecto, con relación al "cómo" se produce el despertar, sin que hasta ahora existiesen evidencias claras indicativas del por qué había ocurrido ese proceso. Nosotros mismos hemos conseguido ese despertar, y hay evidencias de ello, en cuatro o cinco pacientes, si bien la funcionalidad completa no se alcanzó todavía en ninguno de ellos. Todo esto viene a cuento porque la pasada semana leí un trabajo publicado por un grupo de científicos rusos, en el que se describía algo sumamente esperanzador. Se trataba de una joven de 27 años en la que un gravísimo accidente de tráfico había producido un estado vegetativo de casi un año de duración, que finalizó con el fallecimiento de la paciente tras varias neumonías. La paciente no había recibido más tratamiento médico que el inicial, para estabilizar su situación, y conseguida ésta se había enviado a su domicilio sin expectativas de ningún tipo. Padeció varias neumonías que la llevaron a los consiguientes ingresos hospitalarios, pero en la última sufrida y ante el inminente fallecimiento, el grupo que publicó el trabajo, solicitó autorización a la familia de la paciente para inyectarle una serie de marcadores que en la autopsia podrían indicar qué había ocurrido, a lo largo de ese año en coma, en el cerebro de la paciente.  

            Y aquí surge la sorpresa y la esperanza, con todas las cautelas. Tras extraer el cerebro para analizarlo por técnicas inmuno-histoquímicas, comprueban, con sorpresa, que pese al gravísimo daño sufrido y la ausencia de un tratamiento específico, médico o rehabilitador, en ese cerebro tan dañado se habían generado nuevas neuronas, nuevas conexiones, prácticamente a todos los niveles, pero, y quizás esto es lo más sorprendente y esperanzador, esas nuevas neuronas y conexiones aferentes y eferentes, aparecían también en zonas clave como son la protuberancia el bulbo y el mesencéfalo. Es imposible predecir qué habría ocurrido a lo largo de los años si esa joven no hubiese fallecido, pero parece claro que el cerebro, por sí mismo, intenta la reparación tras un daño, y tan solo puede ser cuestión de tiempo el que esa neurogénesis reparadora alcance la suficiente intensidad (en número y variedad de conexiones) como para que el sujeto no solamente perciba (algo que se da en muchos de los pacientes en coma, como lo demuestran las resonancias magnéticas funcionales), si no que sea también capaz de comunicarse. El que se haya demostrado en ese trabajo, con técnicas de laboratorio sofisticadas pero al alcance de cualquier centro de investigación (histología o anatomía patológica), que en una estructura tan compleja y clave como es el tronco cerebral hay neurogénesis reparadora espontánea es un motivo para la esperanza. Quizás en muchos de los casos tan solo es cuestión de tiempo.

            A la vista de todo ello, ¿cuál debe ser el objetivo?. Potenciar los mecanismos propios que el cerebro pone en marcha para auto-repararse tras un daño.

Jesús Devesa 

Mas sobre el tema: coma , rehabilitación , foltra , daño cerebral
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